viernes, 19 de julio de 2013

Ovnis contemporáneos

Ovnis contemporáneos

 

En el siglo XX y XXI el tema ovni ha vivido una curva similar a la Campana de Gauss, comenzando por el ya relatado comentario del piloto Kennet Arnold en la Cordillera de las Cascadas el 24 de junio de 1947. Al mes siguiente se produjo el Incidente ovni de Roswell, en Nuevo México. Siguiendo a Donald Menzel, fuese cual fuese lo aparecido en Rosswell debería quedar fuera del campo ovni, pues no es nada que se viese volando. Pese a todo, y debido a la vinculación desde su inicio con visitas extraterrestres, se tardó muy poco en reunir los dos sucesos en la misma categoría.

Es necesario volver a repetir las acuciantes necesidades de la CIA en particular y del gobierno estadounidense en general para conseguir información de lo que sucedía en el interior de la URSS. Según relata uno de los asesores de la investigación ovni, el ya citado Carl Sagan (1997, p. 102), esa necesidad acuciante de información llevó a desarrollar multitud de globos aerostáticos con el objetivo de captar indicios sobre los progresos soviéticos. Muchos fueron lanzados desde distintos lugares con la esperanza de que cruzaran el país enemigo para ser rescatados después con algún resultado. Uno de dichos intentos era el Proyecto Mogul que analizaba el aire para buscar evidencias de pruebas nucleares soviéticas. 


 El Mogul estaba catalogado como secreto y actualmente se tiene por el responsable de lo que sucedió en el pueblo de Nuevo México, afirma Sagan (1997, p. 102 y siguientes), incrementado también por la próspera industria turística local, como narra Ballester Olmos (2000, p. 32). La posibilidad de tener guardado y en secreto un acontecimiento como ese, la evidencia de haber sido visitados por una inteligencia extraterrestre, es considerado de todo punto imposible por autores como Ricardo Campo, pues empequeñecería lo realizado por Colón o por el Proyecto Manhattan del que ya tenían noticias los soviéticos antes de su culminación. El español esgrime que ni la fabricación de las armas nucleares pudo mantenerse bajo secreto, pese a existir un acuerdo previo de silencio, mucho menos ocultar durante décadas un descubrimiento de capital importancia para toda la Humanidad como es la prueba irrefutable de otro tipo de vida inteligente. Tras estos sucesos, la lista de avistamientos continuó aumentando hasta que su número fue considerado preocupante por la administración Truman, la cual ordenó las primeras investigaciones que desembocarían en el posterior Proyecto Libro Azul. Carl Sagan (1997, p. 100 y siguientes) indica que, cuando él fue asesor científico del proyecto, encontró un ambiente de malestar y desidia en las Fuerzas Aéreas, tanto es así que la primera denominación fue "Proyecto Fastidio" o "Project Grudge" en inglés.


Otro suceso que terminaría repercutiendo en el tema ovni se produjo a principios de los cincuenta, cuando Donald Keyhoe, ex oficial de la USAF y participante en el Proyecto Libro Azul, comenzó a ser oído junto a su mensaje de advertencia sobre lo intrínsecamente peligroso de las armas nucleares y el cuidado que debía tenerse con las mismas. A partir de aquellos avisos comenzaron a surgir gente y grupos que decían haber contactado con extraterrestres quienes les transmitían el mismo mensaje.  Es en este punto cuando los ovnis comienzan una deriva desde las observaciones hacia una especie de religión, con su ética, sus mensajes y sus nuevos apóstoles, como los describió Fernando Jiménez del Oso.

 En 1961 Betty y Barney Hill afirmaron que la noche del 19 al 20 de septiembre habían sido abducidos por un platillo volante. El matrimonio no se puso de acuerdo en varios detalles, pero los dos coincidían en que al final los dejaron bajar, habiéndoles borrado los recuerdos de lo sucedido. Pese a que el especialista que los trató definió el caso como una especie de sueño, testimonios como el de los Hill comenzaron a reproducirse tiempo después en varios lugares del mundo, aumentando progresivamente las acciones perpetradas a los abducidos, según siempre los testimonios de los propios abducidos. Así se han declarado casos según los cuales los extraterrestres les realizaban exploraciones internas, implantes de dispositivos intracutáneos e incluso inseminaciones. Resulta necesario puntualizar que para psicólogas como Susan Clancy, de la Universidad de Harvard, dichas acciones pertenecen a la esfera del sueño, la fantasía o el fraude, pero "Las abducciones no pasan en el mundo real"


Confirma las palabras de la psicóloga el hecho de que ninguno de los supuestos abducidos haya podido aportar pruebas fehacientes de lo sucedido, los implantes nunca se han encontrado, las marcas en el cuerpo son compatibles con muchas otras lesiones cotidianas y jamás se ha traído un objeto que poder analizar ni aparecen publicados, comenta Sagan (1997), artículos en revistas científicas sobre nuevos materiales desconocidos hasta el momento. Esta deriva en el tema ovni hacia unos encuentros cada vez más cercanos es, para Luis Alfonso Gámez, el ejemplo de que el mito ovni se ha destruido a sí mismo, "porque ya no le queda más por inventar".


En el campo de la «ufología» y en el de la "ciencia ficción" se llama abducción al acto en el cual uno o más seres extraterrestres toman a un ser vivo terrestre contra su voluntad, lo secuestran y lo llevan a algún sitio determinado, generalmente a su propia nave espacial.





Desde los años cincuenta, los relatos de abducciones suelen incluir la descripción de una sala semejante a un laboratorio en la cual los extraterrestres realizan algún tipo de experimento o investigación sobre el individuo secuestrado. El relato (subjetivo) del secuestro suele incluir la idea de que el mismo estaría precedido por la pérdida de la voluntad y de la conciencia en el instante anterior al momento del transporte. Quienes refieren haber sido víctimas de una abducción aseguran que durante el rapto habrían padecido un lapso importante de «tiempo perdido», es decir, la sensación de haber pasado un tiempo prolongado, pero sin poder recordar casi nada de ese lapso transcurrido. El interior de la nave a la cual serían conducidos los abducidos por lo general es descrito como una sala redonda, con cúpula, iluminada por una luz difusa que parece salir de las paredes y del suelo. Tras ser retornados de la abducción, algunos comentan tener alguna anomalía en su organismo, tales como la presencia de objetos metálicos dentro del cuerpo.

Tiempo perdido

Una característica común a quienes alegan haber sido abducidos es la amnesia, llamada «tiempo perdido» en el argot que popularizó el escritor neoyorquino Budd Hopkins, autor del libro Missing time (‘tiempo perdido’), de 1981. Esta amnesia casi siempre impide a los protagonistas recordar el meollo del incidente. Por ejemplo, una persona vive una situación extraña de una supuesta abducción o visita extraterrestre a una determinada hora. Más tarde, al mirar su reloj, ve que han pasado varias horas pero no recuerda bien qué ocurrió en ese lapso.




Posibles explicaciones

Científicamente la explicación más plausible de las supuestas abducciones sucedidas durante el sueño es que los relatos surgen como explicación a episodios psicóticos o de parálisis del sueño o en sueños lúcidos no controlados. 
En general las alucinaciones que se tienen durante la parálisis del sueño, serían sueños con algunas de las características de los sueños lúcidos, que se perciben reales mientras sucede el fenómeno; pero que sin embargo al despertar las personas que creen haber sido víctimas, recuerdan el hecho como real, llegando incluso a reconocerlo como un acontecimiento vivido realmente durante el resto de sus vidas. 
En relación a los casos de quienes relatan haber sido abducidos mientras caminaban, trabajaban, o incluso cuando conducían su automóvil (como es el caso de los célebres Betty y Barney Hill)7 se explicarían por el papel de las influencias culturales.  


 Esta explicación se basa en que los relatos de abducciones se han incrementado después de que las historias sobre extraterrestres y las abducciones empezasen a aparecer en el cine y la televisión. La historia de los Hill fue popularizada por el periodista John G. Fuller, dando comienzo a una era de supuestas abducciones que seguían un patrón similar al descrito por los Hill, hoy en día asumido culturalmente. Esto dificulta el trabajo de los ufólogos, ya que deben descartar los casos en los que se demuestra que la «víctima» sólo tuvo un episodio paranoico, por lo que resulta más complicado dar con casos en los que aparentemente sí sucedió un rapto real. En cualquier caso, la posibilidad de «episodio paranoico» es anecdótico: no es necesario en absoluto sufrir algún tipo de inestabilidad mental para sufrir episodios de parálisis de sueño y autoconvencerse de haber sido raptado por algún tipo de entidad. 

En realidad, los episodios de parálisis de sueño no dan lugar sólo a interpretaciones del tipo abducción, también son interpretados como visitas de ángeles, posesiones demoníacas.

Igualmente muchos de los individuos que dicen haber sido secuestrados, se les ha hecho recordar el supuesto suceso mediante hipnosis.

Lo cual puede permitir que el individuo sea sugestionado o autosugestionado mediante hipnosis, induciéndole, voluntaria o involuntariamente, falsos recuerdos.



 Abducciones en la antigüedad
 A partir del argumento que desde el pasado más remoto, el ser humano ha tratado de expresar lo que veía de acuerdo con su entendimiento, relacionando las distintas manifestaciones con objetos conocidos, manteniendo de esta manera la semejanza con lo observado; hay creyentes que postulan que si estos vehículos aéreos podrían haber sido tripulados, produciéndose el contacto con los eventuales observadores, y transmitiéndoles enseñanzas diversas.
Así indican que cabe la posibilidad de que se les pudo haber llamado a estas «naves»: bórax resplandeciente, nubes con ángeles (en el Corán islámico). vímanas y carro de flores (en el Ramaiana hinduista), vehículos de los dioses, carros de fuego, discos solares, nubes de fuego, etc. Así, hay creyentes en el fenómeno de la abducción, que igualmente afirman también que varios personajes de la antigüedad, tales como algunos personajes indicados en relatos bíblicos y pre-bíblicos habrían sido abducidos en supuestas «nubes» o carros de fuego a través los cuales «ascendieron a los cielos».

 El caso del profeta Ezequiel, o de Elías (ascendiendo al Cielo a través de un carro de fuego que provenía del cielo), o incluso Jesucristo (subiendo al cielo a través de una nube) hace lanzar a algunos ufólogos la idea de que el fenómeno no es solamente actual, sino que existió a través de los años, incluso en la más remota antigüedad.
Frente a estos argumentos, los críticos, la comunidad científica y escépticos indican que la hipótesis de la abducción no deja de ser una explicación ad hoc ya que las nubes y carros de fuego podrían ser metáforas para un relato religioso y no hay ninguna evidencia de que esos relatos deban ser interpretados de otra manera. Desde el punto de vista historiográfico además se trataría hipótesis argumento desde la ignorancia, pues los que realizan tales interpretaciones ufológicas ignoran a que se refieren esas historias, el significado de tales imágenes en la cultura y cosmovisión de los autores. Ezequil, por ejemplo, describe un típico carro-trono adornado con querubines, al más puro estílo fenicio, tal cual es representado en relieves y monedas de la época, solo que de enormes dimenciones dada la importancia de Dios que se sienta en el.


 







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